5 lecciones que mi mamá me enseñó (y que ella aprendió de su madre)
5 lecciones que mi mamá me enseñó, y que son valiosas lecciones heredadas por varias generaciones de mujeres poderosas y decididas a cambiar el mundo.
Mi abuela nació en 1931 en un pequeño pueblo en uno de los estados con mayor indice de desigualdad de México, rodeada de adversidades no dejó que su entorno marcara su destino, más bien, usó sus circunstancias como motivación para crecer, aprender y superarse, para finalmente criar a 3 hijas profesionistas, independientes y admirables.
A veces, las millennials llegamos a pensar que el “empoderamiento femenino” es un concepto propio de nuestra época, un movimiento que creamos recientemente. Pero eso no puede estar más alejado de la realidad, las mujeres empoderadas han estado presentes en la historia de cada una de nuestras familias. Mujeres que jamás tuvieron que acudir a una marcha, protestar o tuitear para generar el cambio, porque entendieron que no podían revolucionar a una sociedad si no empezaban a transformar el pensamiento desde casa.
Mi abuela decidió hacer su parte por el feminismo simplemente educando a sus hijas, no les brindó únicamente una formación de “mujeres” sino que las preparó para vivir, sobrevivir y triunfar en un mundo dominado por hombres, dándoles las armas suficientes para que ellas a su vez, algún día, pudieran educar a una nueva generación de guerreras.
¿Cómo lo hizo? ¿Cómo logró empoderamiento y sororidad en una época donde esas palabras ni siquiera existían?
Con 5 importantes lecciones de vida:
1.- La ambición no es mala: Una mujer que nace y se cría en una población pobre tiene muy pocas posibilidades de salir adelante si no tiene un poco de ambición, muchos sueños y un propósito. Estamos acostumbradas a que a las chicas no se les permita ser decididas por miedo a espantar a su contraparte masculina, pero es en la realización personal donde realmente se encuentra la plenitud.
2.- Se valiente: No es fácil, pero si posible y una característica necesaria para enfrentar a la vida. Dejarse caer no es una opción y la auto compasión no es la solución. La valentía será siempre tu mejor aliada, cuando caigas solo recuerda que no eres tan poca cosa como para dejarte vencer por un problema. Levántate y pelea.
3.- Humildad: Los puntos anteriores no son un pretexto para convertirte en una mujer soberbia, sino todo lo contrario, si tienes ambición sabes que en el camino siempre necesitarás de alguien que te tienda la mano, y si eres valiente entenderás que es tu deber proteger a quienes son más débiles.
4.- Hambre de conocimiento: Tu universo es tan pequeño como tú quieras que lo sea. Mi abuela vivía en un mundo donde el internet no existía, y aun así logró empaparse de otras culturas, entender distintas tradiciones, abrir su mente a diferentes pensamientos y así crecer al sensibilizarse. Conocer personas y lugares distintos te ayuda a generar empatía y la empatía te fortalece.
5.- Feminidad: Ser una mujer empoderada no quiere decir que suprimas tu lado femenino, sino que es necesario que lo aceptes y lo vivas con orgullo. Arreglarte, peinarte, maquillarte, vestirte bien y sentirte feliz no te hace menos, no te hace superficial, simplemente te hace mujer y eso es maravilloso. Vive tu feminidad y cada vez que abras la puerta deja que el mundo vea la mejor versión de ti misma.
Mi abuela dejó este mundo hace varias décadas, pero realmente no se fue, porque dejó tras de si a dos generaciones de mujeres que continúan cambiando al mundo desde su trinchera. Estaría orgullosa. Muy orgullosa.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!