Mi salud mental está mal (y aceptarlo está bien)

Mi salud mental está mal y hoy quiero compartirles una historia sobre cómo ha sido este difícil camino para mí, con la intención de crear conciencia sobre la importancia de buscar ayuda profesional, sin sentirnos estigmatizadas por hacerlo. Recuerda que “la felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros momentos, si somos capaces de usar bien la luz“.

Albus Dumbledore en Harry Potter y el prisionero de Azkaban, 2004

No podemos negar que los últimos años han sido caóticos (por decir poco) pero la realidad es que no todos lo vivimos igual. Muchas de nosotras, no solo tuvimos que lidiar con la pandemia, el trabajo, el encierro y demás; también tuvimos que enfrentarnos a todos nuestros problemas de salud mental. Y si les pasó lo mismo que a mi, entonces saben lo angustiante que es estar frente a tus peores demonios, sin tener la distracción de una vida cotidiana. 

Alguna vez leí una frase que decía: “No me asusta el infierno, porque yo ya he estado allí muchas veces”. Y en su momento, no le tomé importancia. Hoy les puedo decir que he ido y venido del inframundo y, gracias a eso, me he empezado a conocer realmente. Porque, ¡Vamos! Afrontemos que la mayoría, tenemos guardados nuestros peores aspectos en una caja bien cerrada, dentro de un lugar recóndito de nuestro cuerpo. 

Si, por alguna razón, sientes que este post es para ti, continúa leyendo. Estoy por contarte mi historia. Debo advertirte que no es bonita, aún no tiene un final feliz y no se parece, en nada, a los cuentos de hadas

A inicios del 2020, cuando empezó la pandemia y todavía era “mi antigua yo”, con sus cosas buenas y malas, pero una yo entera, contenida, moldeada, aprobada socialmente, todo parecía que saldría bien. Y así pasaron los días, como las golondrinas del poema de Gustavo Adolfo Becquer. Cuando, de repente, las cosas empezaron a cambiar. Mi “yo” estaba transformándose, algo se empezaba a apoderar de mi, una sensación de desapego, de irrealidad, una tristeza profunda y dolorosa, una oscuridad que venía desde dentro y se apoderaba de cada célula de mi ser, primero de manera silenciosa, rapaz pero contundente. 

Meses después, y a pesar de que los hospitales estaban cerrados y los doctores atendían lo menos posible, me diagnosticaron. Y esas palabras fueron un punto de inflexión que arremolinó mi mente con una serie de preguntas: ¿Cómo yo podría tener un problema de salud mental? ¿Es una enfermedad real como la tos o el cáncer? ¿Cuándo se va a ir, es curable? ¿Van a medicarme? ¿Qué demonios me está pasando? 

Todas esas preguntas, se tatuaron en mi cabeza e hicieron que fuera aún más confuso. Entonces entendí la frase: “Ahora estaba en el infierno y no podía ver más allá de mi propia nariz”. Yo sé que algunos de ustedes, ahora se identifican conmigo, saben que no es fácil, que es angustiante, que es doloroso y que un trastorno mental, podría matarte. 

Pero no, el objetivo de este post, no es el de autocompadecerme. Debo decir que con el tiempo, y después de muchas crisis, entendí que el hecho de que mi salud mental esté mal, no me define como persona, no me hace menos y no me aísla.

Y esta última palabra es importante, “aislarte”. Por favor, ¡no lo hagas! Tú y yo nos necesitamos. Estoy consciente de que no nos conocemos, pero tenemos historias similares y ese es el verdadero propósito de escribir esto. Quiero que sepas tanto tú, como yo, que allá afuera, hay millones de personas que están luchando una batalla interna, que están gritando en silencio, que están llorando en silencio, que están sufriendo en silencio. 

Hoy les puedo decir que estoy mucho mejor, aunque, no les voy a mentir, tengo recaídas. Muchas veces tengo miedo, otras tantas lloro sin control, pero al mismo tiempo, sé que estoy a mitad de un largo camino hacia la recuperación y que con un mucho esfuerzo y ayuda de las personas que me aman, algún día podré regresar a contarles cómo fue que sobreviví. Y es que, esa debe ser nuestra meta, sobrevivir, vivir, y entonces poder compartir nuestras travesías para ayudar a alguien más. 

En el mundo, se estima que existen 450 millones de personas con problemas de salud mental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ¿Son bastantes, no? Leer esta cifra, me hace sentir menos sola y más comprometida. Tú que estás leyendo esto y tienes un padecimiento, solo quiero decirte que eres una persona muy valiente, que vales mucho, que nunca olvides tus sueños, que luches, que des una buena pelea a tu enfermedad, porque para mi, como para todas las personas que te rodean, eres importante, eres una estrella, eres un universo maravilloso. 

Si apenas estas enfrentándote a esto, no dudes en buscar ayuda, ese siempre será el primer paso. En USA, existe el National Suicide Prevention Lifeline cuyo numero es 988 y tienen personal capacitado para atenderte en español.

Finalmente, no lo olvides, tu salud mental es muy importante, y es hora de hacer algo al respecto. Si no eres tú, ¿Quién va a ayudarte? ¿Quién lo hará? Si no es ahora el tiempo para luchar, entonces, ¿Cuándo?